jueves, 27 de octubre de 2016

La leyenda del monstruo 'Boob'


Una maldición hizo que se trasformara la mujer en horripilante bestia humana para comerse a los hombres que se atrevían a desafiar su presencia en la selva, era la bruja a quien el pueblo no quería ver más por la cantidad de sus maldades.
Camino a un pueblo antiguo nos topamos con un noble anciano quien sabedor de leyendas nos contó esta terrible historia del horripilante y monstruoso animal que camina en dos patas y de largas garras, el “come hombres” como le dice, se apareció durante un buen tiempo por las noches de luna llena en las apacibles selvas de la zona maya.



En los alrededores del pueblo donde vive el noble anciano y bajo las sobras de un frondoso árbol de yaxché, el viejito, narra con detalles esta asombrosa y macabra leyenda que entrelazan la realidad con la fantasía y el miedo a lo desconocido.
A la Bestia a quien llamaremos –BOOB- fue producto de una maldición del Ak’ab Naj. El anciano la describe como una monumental bestia de enormes colmillos y pelos de punta que le cubre todo el cuerpo y con el hocico babeante.
El embrujo o la maldición de esta mujer que habitó en la más espesura de la selva -la casa de la noche- en un tramo antiguo con dirección a Payo Obispo, conocido como Tzuk Ha’as, acabó de forma trágica su muerte.



El feroz animal devoraba con verdadera saña a todo aquel viajero que para su mala suerte le entrara la noche por ese camino escabroso, por lo que conociendo lo que les esperaba apresuraban el paso bajo la enorme selva para buscar salvar sus vidas.
Toda persona que se atreviera a cruzar por esa ruta tendría que pensarlo varias veces, de tal manera que aprovechara al máximo la luz del día para cruzar esa zona peligrosa, cabe comentar que la horripilante bestia solo devoraba a los hombres y no a las mujeres.
Ante este persistente peligro, los temerosos pobladores prefirieron construir una enorme casa hecha de huano y palos a una altura ocho metros sobre las ramas de un árbol de zapote con enorme tablado para que ahí pudieran descansar los viajeros.
Para subir a la choza utilizaban una cuerda, de tal modo que cuando ya todos estaban arriba, se recogía lentamente la soga permaneciendo completamente aislados del piso, a la cabaña le llamaron “Ak’ab Naj”.
Los caminantes apresuraban el paso para tratar de llegar a tiempo a su destino antes que les cayera la noche, al pernoctar ahí se escuchaban desde lo alto los espeluznantes alaridos de la bestia, furiosa y hambrienta de carne humana.



Así trascurría el tiempo en las noches de luna llena los aullidos del animal se escuchaban en toda la selva, los animales corrían aterrados para protegerse de este ser, mitad hombre, mitad animal.
Los más atrevidos cazadores desafiado el miedo se armaban de valor, pero por más que intentaron acabarlo, ningún tipo de arma le hacía daño a la bestia, los más famosos sabios del pueblo consultaron el “Ah’kín” (culto solar). Los sacerdotes coincidieron en que solo una mujer valiente podría destruir al terrible monstruo.
Entonces era una noche tétrica cuando un joven matrimonio con un hijo en brazos y enfermo, se dirigían a Payo Obispo en busca de un médico para sanarlo, sin mediar el peligro apresuraron el paso pero les gano la obscuridad en el camino, sabiendo del peligro que les acechaba decidieron que lo mejor era pasar la noche en el “Ak’ab Naj”, para ello primero subió la mujer y después el joven con el niño en brazos, ya una vez instalados en el tablado de la casa se dispusieron a descansar.
Al poco tiempo la pareja comenzó a escuchar los rugidos del animal, el niño se asustó demasiado y comenzó a llorar, el llanto del menor llamó la atención de la bestia quien olfateo la carne humana y enfurecido por la altura agrandó sus aullidos mientras que el niño lloraba más insistentemente.
Sabiendo del peligro por la enfermedad de su hijo, el joven padre, desesperado a pesar de la negativa de su mujer tomó su escopeta y decidió bajarse de la casa para hacerle frente a la Bestia, sabía de antemano que no la iba a matar pero tomó el suficiente valor y descendió de la soga.
En tierra el joven se enfrentó en una lucha despiadada y dispareja con el animal que rabioso se le fue encima, entre ruidos, disparos y gruñidos en medio de la obscuridad, el horripilante Boob acabó con la vida del valiente joven a quien devoró con demasiadas ansias.



Al ver lo que ocurría con su compañero, la infeliz mujer dejó asegurado al niño atado en la tarima de la casa colgante y bajó para ayudar a su esposo, tomó la ensangrentada carabina y se fue acercando lentamente la fiera que estaba de espaldas, poco a poco se fue volteando la bestia para atacarla, la mujer valientemente levantó el arma y apuntó en dirección al cuerpo de la babeante bestia, apretó el gatillo del arma y ésta cayó como fulminada por un rayo.
Enseguida corrió a ver a su esposo cuyo cuerpo destrozado y ensangrentado yacía tirado entre las hojas de los árboles, lo abrazó de forma desesperada para reanimarlo, pero al ver que éste no respondía decidió tomar a su hijo y salir corriendo del lugar, dirigiéndose al poblado más cercano para pedir ayuda.


Asombrada la gente salió de sus casas para escuchar que la fiera había sido abatida por la mujer, aún temerosos por la noticia los pobladores resolvieron esperar a la mañana siguiente para acompañar a la mujer en busca de su esposo.
Muy temprano los hombres del pueblo fuertemente armados con sus carabinas se fueron acercando sigilosamente al “Ak’ab naj”, lo primero que vieron fue el cuerpo destrozado del hombre, en su intento de huida el animal fue dejando una línea de sangre que se adentraba en la tupida selva.
Muy decididos los hombres siguieron las huellas de la sangre y alcanzaron a llegar ante una semioculta gruta, en cuyo fondo encontraron el cadáver de una mujer en quien reconocieron el cuerpo de la curandera o bruja del pueblo que residía en los alrededores de la comunidad.
Los más viejos del pueblo aconsejaron como un escarmiento cortarle la cabeza y untarle sal, la cabeza la colocaron en el brocal de un antiguo poso en el mismo camino y que al paso del tiempo la gente fue conociendo al lugar como “Pol Winki” (cabeza de hombre) este pueblo, hoy existe con el nombre de Polinkín cercano entre Petcacab y Noh Bec, ahora son pueblos prósperos que conservan su historia y la alegría de sus habitantes.


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