jueves, 18 de abril de 2019

La Leyenda del Judío Errante




¿Quién era el judío errante?
El judío errante es un mito del cristianismo, una leyenda que relata que durante el penoso camino a la crucifixión con su cruz a cuestas, bajo los latigazos de los soldados romanos, entre los abucheos de la gente, Jesús siente sed y se detiene ante un abrevadero. Un viejo judío le niega el agua, le da un empujón y le dice que siga andando. "Yo seguiré", le contesta Jesús, "pero tú esperarás hasta que yo regrese", y continúa su marcha hacia el Gólgota. 
Jesús lo condenó a andar errante por la Tierra hasta su segunda venida, hasta la Parusía.

Hasta el siglo XIII no aparecen leyendas sobre este judío, doce siglos tarda en formarse este mito de una espera eterna, ya que para que se cumplan las escrituras, Jesús no volverá a la Tierra hasta el día del juicio final.



A partir del siglo XIII empiezan a aparecer testigos que afirman haber visto al anónimo y errante judío y la leyenda comienza a fraguarse y a tener veracidad.
Adquiere varios nombres, algunos misteriosos, como Cartafilo, Ashevero, Michob-Ader, otros explícitos, como Buttadeus, Juan Espera en Dios, Larry el caminante. Baltasar Gracián (escritor del siglo XVII), con más precisión que oído, lo llama Juan de Para Siempre. 
En los países alemanes se lo llamó "Der Ewige Jude" (el judío eterno o inmortal) mientras que en los países de lenguas romances es conocido como "Le Juif Errant" y "L'Ebreo Errante", la forma inglesa se inspiró en esta última y se lo llamó "The Wandering Jew".
Posiblemente el nombre más antiguo es el que aparece en una de las "Cartas eruditas y curiosas" (concretamente en la carta 25 del segundo tomo) del padre Feijoo publicado en 1745 en la que se cita a Mateo de París, obispo e historiador benedictino que en el año 1229 afirmó que dicho judío existía, se llamaba Catafilo, y se encontraba entonces por Armenia.
El padre Feijoo niega veracidad a la historia, considerándola de invención reciente y como precedente de esta leyenda, señala la conservación del profeta Elías sobre la tierra hasta el fin del mundo.

Jacob Basnage, autor protestante, en su "Historia de los judíos", cuenta que hay exactamente tres judíos errantes:
     - Samer o Samar: judío errante condenado a vivir siempre, y a vagar, por haber fundido el becerro de oro en tiempo de Moisés.
     - Catafito o Catáfito: habría sido una especie de guardia de la puerta del pretorio de Poncio Pilatos. Cuando sacaron a Cristo de dicho pretorio para crucificarle, para que saliese más prontamente y evitar la aglomeración o el bullicio, le dio un empujón en la espalda, a lo cual Cristo, volviendo el rostro, le dijo: "El hijo del hombre se va, pero tu esperarás a que vuelva". Se trata de una profecía del mismo Cristo, por la que este judío no había de morir hasta que Cristo volviese a juzgar vivos y muertos. Cada cien años sufría enfermedad y angustia de muerte, pero luego sanaba y se rejuvenecía hasta los treinta años, edad que tenía cuando Cristo murió.
     - Ausero: zapatero de Jerusalén que echó de un empujón a Cristo del quicio de su puerta cuando el Señor se detuvo allí a descansar camino del Calvario, diciéndole: "Despacha, sal cuanto antes; ¿por qué te detienes?". Cristo le respondió: "Yo descansaré luego, pero tú andarás sin cesar hasta que yo vuelva" (algunos han añadido: "hasta que no nazca niño alguno" o "hasta que la mujer deje de parir"). Desde aquel momento empezó el cumplimiento del vaticinio, siempre andaba peregrinando, sin parar en provincia alguna. Representaba la edad de cincuenta años, y prorrumpía en frecuentes gemidos por la tristeza que le causaba la memoria de su delito. De este se dice que fue visto en el año de 1547 en Hamburgo.



Existen muchas leyendas, crónicas, documentos a lo largo de la historia que nos hablan del mito del judío errante.

Un cronista boloñés afirma que en 1223 el emperador Federico II oyó por boca de unos peregrinos que en Armenia había un judío condenado por nuestro señor a ser un viajero eterno.
El historiador inglés Roger de Wendover, en la crónica "Flores Historiarum" de 1228, cuenta que un arzobispo armenio que visitaba Inglaterra relató que se había encontrado con José de Arimatea, bajo el nombre de Cartaphilus. Éste le contó que había apurado a Jesús durante la crucifixión, y este le respondió "iré más rápido, pero tú deberás esperar hasta que yo regrese".

El monje inglés Matthaeus Parisienses, del siglo XIII, recoge esta misma leyenda en su "Chronica maiora", el supuesto relato de un obispo armenio que llega a Inglaterra que narra la historia de un ermitaño que sería un criado de Pilatos castigado por Jesús, porque al verle pasar cargado con la cruz le dice que vaya rápido. Jesús replica que él se irá, pero aquel criado le habrá de esperar hasta su retorno. De este modo, el criado rejuvenece cada vez que llega a la edad de cien años, y así hasta el fin de los tiempos. Sin embargo, se ha arrepentido y está haciendo penitencia en Armenia.
   
El 9 de junio de 1564, el anónimo autor de la "Kurtze Beschreiburg" o "Crónica corta", asegura haber visto al judío errante en Schleswig. Relata que es un hombre alto y de cabellos largos, que las plantas de sus pies tienen callos de dos dedos de espesor, y que habla buen castellano porque ha vivido en Madrid. Tiene mujer e hijos que lo acompañan en su recorrido a lo largo del tiempo. Su gran pecado es que ha ofendido al hijo de Dios, su castigo, viajar para siempre.
A fines del mismo siglo XVII apareció en Inglaterra otro judío errante, que pretendía tener mil setecientos años de edad y haber sido empleado en el tribunal de Jerusalén, cuando Jesús fue condenado a muerte. En aquella ocasión arrojó bruscamente del Pretorio al Señor, diciéndole: “fuera, fuera, ¿porqué estás aquí?” A lo cual Jesús respondió: “Yo me voy; pero tú andarás hasta mi venida”. Aseguraba que había conocido a todos los apóstoles, y que se acordaba de su fisonomía, de su voz, de su vestido. Había recorrido todos los pueblos de la tierra, y no cesaría de andar errante hasta el fin de los siglos. Pretendía curar a los enfermos, con sólo tocarlos, hablaba muchas lenguas, y discurría sobre puntos de historia con tanta exactitud, que dejaba admirados a cuantos le oían. Los más sabios doctores de las universidades de Inglaterra jamás pudieron convencerle de contradicción. Decía que estaba él en Roma cuando Nerón mandó prender fuego a la ciudad, y que entre muchos personajes conoció a Mahoma, Saladino, Tamerlan, Bayaceto, Soliman el Magnífico. Todo esto consta en carta escrita desde Londres por la Señora Mazarina (la Duquesa Hortensia Mancini, sobrina del cardenal Manzarini) a la Duquesa de Bouillon, cuyo original vio Calmet, y que plasmó en su obra: "La Sainte Bible avec des notes literales, critiques et historiques, des prefaces et des dissertations, tires du commentaire de Dom Augustin Calmet, Abbè de Senones, de Mr. L’Abbè De Vence et des Auteurs les plus cèlebres, t.V. pag.85-92. 1779".

Más adelante, la historia fue recogida, con variaciones, por docenas de escritores entre los cuales se cuentan Eugène Sué, Albert Londres, Pär Lagerkvist, Mark Twain y Jorge Luis Borges, quien asoció la inmortalidad del judío con la de Homero. James Joyce le dio el nombre de Leopold Bloom y lo obligó a errar por la ciudad de Dublín durante un único día que se le hace eterno. El dúo Fruttero y Lucentini lo concibió como un hombre de edad mediana, sin domicilio fijo, que trabaja de guía turístico en Venecia, ciudad inmortal por excelencia.




Existe un documento, un panfleto de cuatro hojas llamado "Kurtze Beschreibung und Erzählung von einem Juden mit Namen Ahasverus" (Breve descripción y relato de un judío de nombre Ahasverus), impreso en Leiden en 1602 por Christoff Crutzer (no hay registro de ningún impresor con ese nombre en los archivos de Leiden, por lo que se supone que este nombre es un seudónimo),
La leyenda se extendió rápidamente por Alemania y antes del fin del siglo XVIII había al menos 40 variantes en ediciones diferentes. Se conocen 8 ediciones en neerlandés y la primera versión en francés apareció en Burdeos en 1609. La primera versión inglesa fue una parodia de 1625 (Jacobs and Wolf, Bibliotheca Anglo-Judáica, p. 44, No. 221). También se conocen versiones en danés, checo y sueco.
Según L. Neubaur, esta leyenda se inspiró en palabras encontradas en el evangelio de San Mateo 16:28:
Yo os aseguro: entre los aquí presentes hay algunos que no gustarán la muerte hasta que vean al Hijo del hombre venir en su Reino.
Esta cita figuraba en el panfleto original de 1602. 
Hay quienes dicen que el pasaje citado es del evangelio de San Juan 21:20-23: 
Pedro se vuelve y ve siguiéndoles detrás, al discípulo a quién Jesús amaba, que además durante la cena se había recostado en su pecho y le había dicho: "Señor, ¿quién es el que te va a entregar?", viéndole Pedro, dice a Jesús:  "Señor, y éste, ¿qué?", Jesús le respondió: "Si quiero que se quede hasta que yo venga, ¿qué te importa?, tú, sígueme". Corrió, pues, entre los hermanos la voz de que este discípulo no moriría. Pero Jesús no había dicho a Pedro: "No morirá", sino: "Si quiero que se quede hasta que yo venga".
Otra versión dice que Malco, el asistente del Sumo Sacerdote, al que San Pedro le cortó la oreja, es el judío errante. Juan 18:10.

Existe una versión musulmana de la leyenda que se remonta al año 6 de la Hégira, después de que los árabes tomaron la ciudad de Holvan, en Siria. Según la leyenda, Fadhilahc, el jefe de las tropas árabes, tuvo un encuentro con un hombre quién dijo llamarse Serib-Bar-Elia, quien habitaba este mundo por orden de Jesucristo hasta su segunda venida. Cuando se le preguntó cuando sería la segunda venida, aquel le respondió: “Cuando los varones y hembras se mezclasen sin distinción de sexos, cuando la abundancia de víveres no minorase su precio, cuando los pobres no hallasen quien los socorriese, por estar enteramente extinguida la caridad, cuando los templos, dedicados al verdadero Dios, fuesen ocupados por los ídolos, entonces estaría próximo el juicio final”.



Para el cristianismo, la figura de un judío pecador condenado, forzado a recorrer el mundo sin esperanza de descansar en paz, impresionó y caló en la tradición y literatura popular y surgieron variantes de la leyendas, supuestas apariciones, diversos nombres.
Aún en el los últimos tiempos se escriben novelas con referencias al judío errante o personajes basados en él o que pueden recordarlo.